En la zona norte de California, al sur de San Francisco, más concretamente en las áreas de San José, Sunnyvale y Palo Alto, a partir de la década de los 70 empezó a formarse el mito de Silicon Valley: la capital de la alta tecnología, de la innovación y, más recientemente, de las redes sociales. En poco tiempo se convirtió en el lugar donde las empresas de tecnología podían lograr el éxito, atrayendo al mismo tiempo a miles de empresas de nueva creación y aquellas entre las más grandes de la industria. Era un poco como Hollywood para los aspirantes actores. Y aún lo es, al menos por el momento. Facebook, Apple, Google: todas tienen su sede allí.
En el último período, sin embargo, en parte por la pandemia y en parte por otras razones, las voces de quienes dicen que la era del “Valle del Silicio” casi ha llegado a su fin son cada vez más insistentes. De hecho, varios expertos sostienen que los efectos de la pandemia han sido devastadores. Como ha sucedido en el resto del mundo, los empleados de las empresas siguen trabajando desde casa, por lo que vaciaron sus oficinas. El problema es que algunos de ellos dicen que quieren aprovechar el trabajo inteligente incluso después de que la pandemia haya terminado. Fuentes dentro de Google, por ejemplo, informan que los empleados de la empresa podrán quedarse en casa hasta julio de 2021 y que probablemente se introducirá una “semana laboral flexible”. Otra empresa empeñada en hacer algo similar es Twitter. El CEO, Jack Dorsey, dio a conocer que las intenciones serían de extender el trabajo remoto de forma indefinida.
Hay quienes ya están construyendo su sede en otro lugar. Entre ellos se encuentra Elon Musk, fundador de Paypal, SpaceX y Tesla Motors. Durante una conferencia organizada por el Wall Street Journal, Musk anunció que aunque hay “cosas grandiosas en California”, se mudaría a Texas, donde ya comenzó a trabajar en varios proyectos. Aunque por el momento parece que se trata solo de una transferencia personal, hay muchas razones para pensar que sus empresas seguirán su ejemplo. Otras empresas ya han tomado la misma iniciativa, como Oracle, que opera en el sector de la computación en la nube, la empresa de inteligencia artificial Palantir e incluso la primera empresa que se instaló en Silicon Valley, en el lejano 1939, Hewlett-Packard.
A este fenómeno ciertamente contribuyen los muchos gastos que tienen quienes viven en el estado de California y los desastres naturales que cada vez más afectan al país. Por un lado, por tanto, hay impuestos elevados y en general uno de los costos de vida más caros del mundo y por otro lado los incendios que continúan devastando la zona cada año, empeorando la calidad de vida. Si a esto le sumamos que, a muy poca distancia de la región californiana, existe un estado como el de Texas que permite un costo de vida mucho inferior y una fiscalidad más favorable, es fácil pensar que podría surgir un nuevo Silicon Valley en el estado de las películas de vaqueros por excelencia.