El fabricante de automóviles francés Renault, que incluye las marcas Dacia, Lada, Renault, Alpine y Mobilize, ha anunciado una pérdida récord de 8 mil millones de euros para el año 2020 en comparación con 2019.
La pandemia y la crisis económica también han afectado a las grandes empresas. El grupo Renault sufrió los efectos del Covid-19 registrando una caída en la Bolsa de París y una disminución drástica de las ventas; en 2020 la empresa francesa vendió 2,95 millones de vehículos, aproximadamente un 21% menos que el año anterior. El saldo negativo también ha sido causado por los resultados del fabricante de automóviles japonés Nissan, del que Renault posee el 44,3%, que cerró el año con una pérdida de 5.140 millones de euros.
El segundo semestre de 2020 también ha sido marcado por la escasez de semiconductores, la facturación anual del grupo francés registró una pérdida de 55.540 millones de euros de 2019 a 43.470 millones de euros de 2020. Luca de Meo, CEO del Grupo Renault dijo: «El año 2021 será difícil, con incertidumbres relacionadas con las crisis sanitarias y el suministro de componentes electrónicos”.
El fabricante de automóviles Renault ha confirmado sus objetivos para 2023: un margen operacional de al menos el 3% (y al menos el 5% para 2025) con 3.000 millones de flujo de efectivo operacional e inversiones y gastos para actividades de Investigación y Desarrollo de aproximadamente el 8% de la facturación. Según los planes, para el 2025 la compañía lanzará 24 nuevos modelos, de los cuales al menos 10 serán eléctricos, lo que ayudará a alcanzar la meta de cero emisiones de CO2 para el 2050. India y Latinoamérica serán los dos principales mercados en los que Renault intensificará su presencia durante los próximos años.
A mediados de enero, el fabricante de automóviles francés presentó un nuevo plan estratégico, Renaulution, con el objetivo de reafirmar su competitividad y orientar la estrategia de la empresa hacia la creación de valor. Renaulution se estructura en tres fases diferentes que se implementarán en paralelo: una fase de “resurrección” activa hasta 2023 para la recuperación de margen y la generación de liquidez; hasta 2025 la fase de «renovación» se ocupará de la renovación y enriquecimiento de las gamas, lo que también contribuirá a la rentabilidad de las marcas; y la fase de «revolución» que «impulsará el modelo económico del Grupo hacia la tecnología, la energía y la movilidad, convirtiendo a Renault en pionero en la cadena de valor de las nuevas movilidades” que empezará en 2025.
«Afrontaremos estos retos de forma colectiva, en la dinámica de recuperación emprendida desde el pasado verano», concluyó Luca De Meo.