El chile es uno de los símbolos gastronómicos de Italia y es un alimento que nunca falta en las mesas de los italianos, especialmente en las regiones del sur.
Hoy en día hay una gran demanda por parte de los consumidores, pero Italia, con una producción insuficiente, logra satisfacer solo el 30% de las necesidades totales. Calabria ocupa el primer lugar para el cultivo de este alimento y produce un cuarto, o sea el 25%, de la guindilla nacional y es seguida por Basilicata, Campania, Lazio y Abruzzo. Precisamente por esta razón, “il Bel Paese” siempre ha importado alrededor de tres cuartas partes del producto de mercados no europeos como China, Egipto y Turquía que actualmente conquistan el mercado italiano con dos mil toneladas de chiles cada año.
Recientemente, la Cia, la confederación de agricultores italianos, declaró que la competencia de China está destruyendo el made in Italy. Pero veamos por qué. En Italia, con una cantidad de 10 kilogramos de guindilla fresca, se puede conseguir un kilo de producto seco que se vende por 15 euros, por el contrario, la misma cantidad de producto procedentes de China cuesta solo tres euros.
El elevado precio del producto italiano es causado por el coste laboral y los largos procesos de transformación profesional. En cuanto a China, en cambio, los chiles tienen precios realmente bajos, por un lado porque a menudo las normas higiénicas y sanitarias no se tienen en cuenta y, por otro lado, porque el producto final es de mala calidad, ya que el método de producción no es muy preciso y consiste en triturar toda la planta, con el pecíolo, las hojas y las raíces.
“El sistema de producción italiano, además de las certificaciones de calidad, también necesitaría una modernización de las técnicas de procesamiento para reducir los costes de producción, a partir del mejoramiento varietal de los cultivares, para obtener frutos concentrados en la parte superior y externa de la planta, más fácilmente recogidos durante las operaciones de cosecha con máquinas que facilitan el trabajo”, declaró la confederación italiana de agricultores.
“La creación de denominaciones de origen territorial daría al consumidor una garantía de calidad, trazabilidad y salubridad y un valor añadido y adecuado a la parte de producción”, afirmó la Cia. De esta forma, el cultivo extensivo de guindillas experimentaría un crecimiento y el mercado italiano podría satisfacer la creciente demanda, considerando también que el microclima y las características del territorio italiano ofrecen a la guindilla un entorno ideal para ser cultivada.