La joyería más icónica del mundo, uno de los emblemas de la ciudad de Nueva York, donde fue fundada en 1837, pasa a ser francesa. A comprarla es el grupo francés Lvmh Moët Hennessy Louis Vuitton SE (generalmente abreviado en LVMH), la multinacional líder en el sector del lujo, con sede en París.
La adquisición, con un valor de 16.000 millones de dólares, se anunció el 25 de noviembre de 2019 y tras una batalla legal formada por meses de tira y afloja, parece que los dos finalmente han llegado a un acuerdo, que se finalizó con un pequeño descuento en el precio de compra.
La marca estadounidense ha revisado su posición sobre la negociación y ha decidido aceptar la propuesta de 131,5 dólares por acción, frente a los 135 dólares previstos en el acuerdo anterior, con una valoración final de 15,8 mil millones de dólares (aproximadamente 400 millones de dólares menos que el precio original de 16.2). Los directorios de ambas compañías aprobaron los términos de la fusión, que se espera se finalice oficialmente a principios de 2021, luego de que haya sido aprobada también por los accionistas de Tiffany & Co.
Alessandro Bogliolo, el director ejecutivo de Tiffany, ha declarado : “Seguimos creyendo en los atractivos beneficios estratégicos y financieros a largo plazo de esta combinación”. Paz hecha entre las dos marcas de lujo. Pero veamos en detalle cuáles fueron los antecedentes de la discusión.
La disputa comenzó en el septiembre pasado, cuando LVMH anunció que la adquisición se saltaría debido a los aranceles impuestos por Estados Unidos a los productos franceses. Al parecer fue el gobierno francés el primero en entrometerse, enviando una carta a la multinacional francesa pidiendo que la operación se retrasara más allá del 6 de enero de 2021, ante los posibles nuevos aranceles que Estados Unidos podría decidir poner a los productos franceses tras la sentencia de la OMC sobre las ayudas estatales a Airbus. El coronavirus fue lo que había inclinado la balanza en la decisión tomada, dado que provocó un colapso bursátil para Tiffany & Co. del 13%. Sin embargo, muchos habían pensado que era un movimiento para renegociar los términos de la venta.
Después del anuncio, Tiffany había decidido demandar a LVMH en un tribunal de Delaware, argumentando que los franceses no tenían base legal para la decisión y exigiendo que se respetara el acuerdo de 16 mil millones de dólares. Una nota de la compañía decía: “La demanda no solo aclara que LVMH viola sus obligaciones de obtener autorización antimonopolio, sino que también refuta los argumentos de LVMH de que puede evitar completar la adquisición alegando que la transacción es de alguna manera inconsistente con sus deberes patrióticos como empresa francesa”.
Al final fue la luz verde de la Unión Europea a traer la paz entre los dos. La Comisión había anunciado la aprobación de la adquisición por parte de LVMH del control exclusivo de Tiffany, en la creencia de que la fusión no plantearía problemas de competencia dadas las cuotas de mercado moderadas, la presencia de varios proveedores externos y nuevos competidores. Luego se retomaron las negociaciones sobre el precio que, según lo establecido por la marca New York, no debería ser inferior a 130 dólares por acción.