Trabajar desde casa es una decisión green que permitirá ahorrar dinero y ganar más tiempo para nosotros

El smart working, o trabajo inteligente, ha entrado en la vida de millones de personas con prepotencia por ser la solución de emergencia que iba a reemplazar el trabajo en la oficina durante el período de cuarentena. Desde que comenzaron a actuarse las medidas también en los lugares de trabajo, el interés (forzado) para esta nueva manera de trabajar ha aumentado exponencialmente hasta llevar tanto a los trabajadores como a las empresas, a reconsiderar, en masa, sus opciones. 

Al parecer, de hecho, trabajar desde casa trae consigo una serie de ventajas de las que puede beneficiar todo el mundo, medio ambiente incluido. Según un estudio, titulado “Added Value of Flexible Working” realizado por Development Economics, una empresa que hace investigaciones de mercado, encargada por el proveedor de espacios de trabajo Regus, el trabajo inteligente reduciría los niveles de CO2 de unos 214 millones de toneladas cada año, o sea la cantidad equivalente de dióxido de carbono extraído de la atmósfera por 5.500 millones de árboles. 

Si solo pensamos que una persona, generalmente, tarda entre 1 hora y 1 hora y media cada día en la ida y vuelta al trabajo, y que al menos la mitad de los trabajadores viaja en automóvil; calculando una media de 20 km diarios durante cinco días laborables cada semana, en un mes serían más o menos 400 km, unos 5200 km por año, que cada persona ahorraría en términos de compra de combustible y emisiones de CO2.

Menos coches en la carretera significarían mucho menos tráfico y, en consecuencia, menos contaminación acústica, así como mucho menos estrés. Asimismo, trabajando en casa, los trabajadores serían propensos a consumir cantidades reducidas de plástico, ya que tendrían la posibilidad de usar su propia vajilla.

Trabajar desde casa resultaría también en ahorros económicos significativos tanto para los empleados como para los empleadores. Mientras que un empleado, evitando recorrer 5200 km al año en un hatchback, ahorraría alrededor de 1800 euros de combustible además de la reducción de gastos relacionados con el desgaste del coche que obviamente tendrá un impacto menor, las empresas pueden ahorrar hasta 10 mil euros anuales por cada empleado. ¿Cómo? En primer lugar, ahorrando los gastos relacionados con el mantenimiento de las oficinas: desde los gastos de alquiler hasta los impuestos sobre la propiedad, desde la calefacción / aire acondicionado hasta la luz y la limpieza de las habitaciones. Es decir, los costos de gestión del empleador se reducirían drásticamente, lo que también tendría un efecto positivo en las ganancias. 

Los beneficios no terminaron ahí. El trabajo de forma remota, gracias a la eliminación del desplazamiento de trabajo y a una mayor flexibilidad, beneficiaría al equilibrio vida-trabajo, dando a las trabajadores un tiempo precioso para dedicarlo a su familia o a sus aficiones. Y como muestran varios estudios, un empleado feliz es un empleado más productivo. Esto es lo que piensan los propios trabajadores: según una encuesta de la empresa de servicios milanesa The Innovation Group, hasta 6 de cada 10 trabajadores estaban contentos con la experiencia y les gustaría seguir trabajando desde casa en el futuro.

Si bien el trabajo inteligente existe desde hace tiempo y hay varias personas que ya lo utilizan desde hace años, hasta hace poco las empresas se mostraban reticentes a adoptar este nuevo método, principalmente por la imposibilidad de controlar las horas de trabajo reales de los empleados. Actualmente, el porcentaje de “smart workers” sigue siendo bastante bajo en comparación con el número potencial de personas que podrían mudar su oficina a casa.

Mientras tanto, en los Países Bajos se ha establecido el bono por trabajo inteligente que aumentaría los sueldos de los empleados de unos 363 euros, lo que serviría para cubrir los gastos que los empleados, trabajando desde casa, tienen que soportar por cuenta propia, como la conexión a internet, la electricidad y la calefacción, pero también el consumo de té, café y papel higiénico. Las computadoras y los teléfonos están excluidos del cálculo, ya que ya se consideran pagados por el empleador.

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