El 25 de octubre falleció el presidente del gigante coreano, el que llevó a la empresa en el top 10 de las mejores marcas del mundo. En 2014 sufrió un infarto que le obligó a permanecer mucho tiempo en la cama de hospital de Seúl, donde falleció a los 78 años.
La empresa lo saluda con una nota: “Lloramos a un visionario, su legado será eterno”. Es gracias a él que Samsung, comenzando como fabricante de televisores y otros electrodomésticos de bajo costo, se ha transformado en una de las marcas de tecnología más poderosas del mundo, ubicándose durante mucho tiempo como el líder mundial en ventas de teléfonos inteligentes.
Lee-Kun-hee se había convertido en el hombre más rico de Corea, con un patrimonio estimado de 18.000 millones de euros y con su empresa contribuía a una quinta parte del PIB de Corea del Sur. Tenía el sobrenombre de “rey emérito” y con su frase más célebre “cambiar todo menos esposas e hijos”, pronunciada durante un discurso de la empresa pronunciado en Frankfurt en 1993, anunció la serie de reformas de gestión que luego cambiarían la suerte de la empresa.
A pesar de los escándalos que lo vieron como protagonista primero en 1995 por corrupción, luego en 2008 por evasión de impuestos y malversación, es la familia la que siempre ha estado a su lado.
Desde hace tiempo, debido a las dolencias que habían golpeado a Lee-Kun-hee, su hijo Lee Jae-yong actuaba como presidente de la empresa, siendo su vicepresidente y guía. Por ello sería la persona más acreditada para heredar la empresa, que a su vez el padre heredó de su padre Lee Byung-chul quien la fundó en 1938. Pero también porque así es como funcionan los chaebols, los conglomerados industriales de propiedad familiar que básicamente controlan la industria surcoreana.
Jae-yong, como su padre, también tuvo varios problemas con la justicia. En 2017, de hecho, estuvo en el centro de un maxi-escándalo de corrupción que llevó al juicio político del ahora ex presidente de la República Geun-hye. Tras la sentencia inicial que lo condenó a 5 años de prisión, Lee Jae-yong pasó casi un año en la carcel y no se excluye la posibilidad de que pueda regresar.
La sucesión en la cúspide del gigante coreano, por tanto, promete ser algo complicada. Además, según una ley de Corea del Sur, quien se haga cargo de la participación de Lee-Kun-hee se verá obligado a pagar un impuesto a la herencia de mil millones de dólares. Según varios rumores, es posible que Jae-yong decida reducir su participación en la empresa.