G20 y Covid 19: la clave es digital

La pandemia que ha asolado todo el mundo desde el pasado mes de enero y que todavía parece no detenerse, ha tenido importantes implicaciones no solo en la vida cotidiana, sino también y sobre todo a nivel económico, con fuertes retrocesos en varias ocasiones en diferentes sectores. 

El G20, el foro que se organiza cada año para promover la internacionalidad económica y tratar de las cuestiones y de las problemáticas relacionadas con la industrialización del planeta, y que este año será presidido el rey Salman bin Abdulaziz Al-Saud en videoconferencia, de hecho se centrará en las implicaciones del coronavirus en el ámbito económico y financiero.

El comercio se enfrenta a la peor crisis de los últimos 50 años, por lo que uno de los puntos centrales del G20 es la manera con la que las medidas para contrarrestar la pandemia no deben representar un obstáculo para la recuperación, sino favorecer el comercio a través, por ejemplo, de la facilitación de los intercambios comerciales y la eliminación de aranceles de importación.

El tema principal del G20, que puso aún más en evidencia la necesidad de reformar un marco reglamentario (el de la OMC) diseñado para una economía industrial basada en la competencia global propia de finales del siglo XX y que no se adapta a una economía internacional basada en las tecnologías digitales, la propiedad intelectual y la circulación de datos, se refiere precisamente a la transición a lo digital.

De hecho, la pandemia parece haber acelerado enormemente esta transformación que ya estaba en marcha. Por un lado porque ha favorecido el comercio digital sobre el comercio físico, por otro lado porque ha visto a los servicios basados en la oferta digital, como las telecomunicaciones, los servicios de TI y el entretenimiento digital, salir más indemnes que otros servicios como los del sector turístico, e incluso fortalecidos por una realidad que nos aleja cada vez más.

En los últimos meses se constató que aquellas empresas que ya habían completado su transición digital han sido más capaces de tenerse de pie, mientras que todas aquellas pequeñas y medianas empresas que llegaron con retraso, y siguen tardando, a la digitalización han encontrado mayores dificultades, exasperando aún más la brecha entre las empresas digitalizadas y las que siguen siendo “analógicas”.

A este respecto, el objetivo es acelerar la digitalización del comercio, ayudando a las PYME, permitiéndoles reducir los costes y haciéndoles llegar a ser más resistentes a crisis económicas futuras.

También se habla de una conectividad digital global que favorecería el acceso a los recursos y a la información. De hecho, uno de los objetivos es el desarrollo de un marco de reglas económicas que tengan en cuenta la economía digital y su difusión en los países en desarrollo.

En definitiva, la economía se vuelve digital también para hacerse más resistente, pero necesita una serie de normativas que regulen los distintas ámbitos ligados a la digitalización como las cuestiones sobre la privacidad de los datos, la protección de los consumidores y el nuevo tipo de competencia global. Por lo tanto, se espera que la OMC haga una negociación global para sistemas de gobernabilidad nacionales e internacionales que incluyan obligaciones de gobernabilidad de los servicios.

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